Cuando se sufre queilitis angular debemos intentar mantener la zona afectada seca, libre de saliva y sudor. Debemos absorber la humedad con un paño limpio o con una gasa, sin la necesidad de presionar ni frotar.
Al mismo tiempo, la piel presentará resecamiento con la consiguiente descamación, por lo que se hará necesario hidratar y nutrir. Hay que impedir que las lesiones inflamatorias y ulceraciones sigan prosperando y se extiendan.
Debemos hidratar y nutrir la piel de los labios y sus alrededores y puede llevarse a cabo con una crema o emulsión de fórmula natural. La epidermis debe recuperar su pérdida de colágeno y elastina. De todos modos, las cremas o emulsiones se deben aplicar con moderación. Abundar en ellas podría crear un clima propicio para el desarrollo de bacterias.
En el caso de las comisuras de labios es primordial evitar la manía de lamerse o morderse los labios. El hecho de estar a cada rato mojando la zona afectada no contribuye a la cura de las boquera.
En el momento en que se mojan los labios llega un alivio momentáneo, aunque una vez que la saliva se seca no hace otra cosa que resecar la piel. También la saliva puede contener microbios provenientes de la boca, que no harán más que expandirse hacia la parte externa y penetrar en las grietas lesionadas. Para disminuir el ardor a la vez que hidratar los labios, se puede recurrir a la manteca de cacao o a algún tipo de labial que hidrate, que no contenga perfumes ni otros aditivos.
Pero de nada valdría hidratar y nutrir por fuera si además no se hidrata y nutre el organismo por dentro. Hay que beber suficiente cantidad de agua, no menos de dos litros por día, a la vez que consumir unas cinco porciones de frutas y verduras. Los alimentos que se ingieran deben tener vitaminas A y del grupo B, en especial B2 (riboflavina), B3 (niacina) y B6 (piridoxina). Tampoco deben faltar el hierro y el zinc, dos minerales esenciales para fortalecer el sistema inmunológico y evitar la anemia. Se sabe, un sistema inmunológico reforzado será la mejor barrera para curar e impedir un rebrote de la queilitis angular.
Si se aborda el tratamiento adecuado de la queilitis angular con los primeros signos, difícilmente la afección se agrave. Cuando ya la PERLECHE muestra llagas, sangrado, infecciones, lo conveniente es recurrir a la ayuda de un médico dermatólogo, para que prescriba las medicaciones adecuadas. No obstante, debe llevarse a cabo y convertirse en un hábito la hidratación con suficiente cantidad de agua y la nutrición balanceada.